Comprende desde la semana cinco hasta la octava.
Es en esta quinta semana en la que se hace evidente el signo estrella del embarazo: “la falta”. La regla se retrasa y no acaba de venir.
Los síntomas que habían empezado en la semana anterior se pueden agudizar:
Con esta sospecha sobreviene una explosión de sentimientos encontrados, alegría, incertidumbre, dudas y unas ganas impetuosas de hacer un test de gestación.
En este momento el test dará la buena nueva.
Durante las tres semanas que siguen el útero irá creciendo y pasará de tener el tamaño de una ciruela al de una mandarina. Seguiremos sin notarlo desde fuera porque se mantiene tras el hueso del pubis.
En el mundo del bebé ocurren infinidad de cosas y deja de ser microscópico para ir formándo la personita que llegará a ser.
Para el embrión es el momento más delicado porque se están formando todos sus órganos y cualquier sustancia nociva podría hacerle daño.
El bebé es capaz de engañar al sistema inmunitario de su madre. Si cualquier otra cosa creciera tanto y tan rápido dentro de ella, acabaría con su vida.