Se define como un conjunto de lesiones cerebrales provocadas por el zarandeo brusco de un niño menor de 2 años de edad o un bebé, aunque se pueden ver también en niños menores de 5 años.
La sacudida brusca de un niño pequeño o bebé puede producirle secuelas irreversibles a largo plazo como:
Las peculiaridades del cerebro y la cabeza de un bebé le hacen más vulnerable a los daños cerebrales porque:
Al realizarse el zarandeo, el cerebro choca contra las paredes del cráneo con movimientos bruscos de aceleración y desaceleración, provocando:
NUNCA se debe sacudir a un bebé o niño, ni durante el juego, por enfado ni para que se calme.
Cuando se está enojado se puede realizar de forma más brusca de lo que se piensa y lo que se hace en un segundo tendrá consecuencias irreversibles de por vida.
Síndrome del niño zarandeado. Asociación Española de Pediatría. 2014. Disponible en: http://enfamilia.aeped.es/prevencion/sindrome-nino-zarandeado
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