Recomendaciones desde el primer día de vida
Hay que fomentar buenos hábitos de sueño desde el principio, combinando las necesidades de sueño, consuelo y alimentación durante la noche. Si se adquieren malos hábitos de sueño, el niño presentará un trastorno del sueño que conllevará irritabilidad, somnolencia diurna, alteraciones del comportamiento y retraso escolar, con el consiguiente estrés de los padres que pueden llegar a alterar, de forma importante, la vida familiar. Estos problemas deben detectarse y solucionarse cuanto antes.
- Las opciones de que el bebé duerma en una cuna en la misma habitación que sus padres o que pase a dormir en la cama de sus padres (colecho) es una opción familiar.
- Es conveniente atender al niño cuando llora porque puede estar expresando algo que no sabe hacer de otra manera.
- Cuando el bebé se va a dormir, puede verlo como una separación. Para que lo tome como algo normal es importante seguir siempre la misma rutina de baño, cena y sueño, para ir preparando la hora de irse a dormir.
- Ir a la cama debe ser un momento agradable y relajante del día, no un castigo.
- El cansancio juega malas pasadas al niño porque les vuelve más irritables y les deja más expuestos a tener rabietas.
- Hay niños que necesitan más o menos horas de sueño, sobre todo heredado de sus madres/padres. Si el niño está descansado, sano y se está desarrollando de manera normal, probablemente duerme suficiente.