Mediante el control de la frecuencia cardíaca del bebé se pretende reconocer las situaciones de riesgo para el feto durante el parto, con la intención de poder intervenir y evitar el deterioro fetal. A pesar de que los avances científicos son muchos, no existe en la actualidad ningún método que garantice de manera absoluta un control perfecto e infalible.
En mujeres de bajo riesgo y evolución normal del parto, la frecuencia cardiaca fetal se puede monitorizar de forma intermitente, mediante el estetoscopio fetal de Pinard o utilizando ultrasonidos (dispositivo Doppler manual). Consiste en que:
Es igual de segura que la monitorización fetal continua, permite libertad total de movimientos y posturas a la madre, y disminuye el número de cesáreas.
Este método muestra un registro continuo de la frecuencia cardiaca fetal y de las contracciones uterinas durante el parto. Debe usarse cuando:
Como inconveniente está:
No es una técnica que se utilice en todas las mujeres. Es un procedimiento mediante el cual se toma una cantidad pequeña del feto, generalmente del cuero cabelludo. A través de esta toma se hace una medición de los parámetros del equilibrio ácido–base (pH, exceso / déficit de base, etc). Esta prueba es un complemento de la cardiotocografía, realizándose sólo en los casos en que se detectan ciertos patrones anormales de la frecuencia cardíaca del bebé para confirmar que el parto puede seguir su curso natural, o bien, es necesario terminar el parto por la vía más rápida (parto instrumental o cesárea, según el caso).
Tema desarrollado por el grupo Maternidad y Más.