Sus indicaciones usuales son de dos tipos:
Esta última consideración es la más controvertida, pues la anatomía femenina está preparada para el parto, y aunque pueda haber algún desgarro que se produzca de forma natural, éstos casi siempre son menos lesivos que la episiotomía. La recuperación es menos dolorosa y más satisfactoria y produce menos secuelas e infecciones.
El hecho fundamental es que es un procedimiento que debe limitarse al máximo y reservarse en los casos estrictamente necesarios, no debiéndose usar nunca de forma recurrentemente preventiva o profiláctica. Todos los estudios recientes demuestran que, contrariamente a lo que se creía, la episiotomía no previene de alteraciones del suelo pélvico ni evita grandes desgarros, si se toma como hábito en los paritorios.
Las matronas y otros profesionales sanitarios estamos a disposición de la mujer que ha tenido una episiotomía, para explicar, acompañar y asesorar para que esos sentimientos no aparezcan, o tratarlos en su caso.