Puedes notar que la piel y los ojos de tu hijo adquieren un color amarillento los primeros días de vida. Esto sucede por el depósito de la bilirrubina en la piel y en las conjuntivas y se denomina ictericia.
La luz ayuda a la eliminación de la bilirrubina, por lo que es aconsejable poner al bebé en un ambiente luminoso, pero sin que le dé la luz del sol de forma directa.
Si notas que ese tono amarillo se hiciera más intenso o tarda en desaparecer, deberás consultarlo a tu pediatra.