Lo importante en este tema es el buen control de las hormonas tiroideas antes y durante el embarazo.
El tiroides es una glándula que se sitúa en el cuello, siendo la responsable de segregar las hormonas tiroideas. Cuando el tiroides funciona mal, puede segregar más hormonas tiroideas, a lo que se llama hipertiroidismo, o menos hormonas tiroideas de las que se necesitan, a lo que se llama hipotiroidismo.
La hormona tiroidea es necesaria para el desarrollo normal del sistema nerviosos central del feto. Hasta la semana 12 de gestación el feto no es capaz de fabricar su propia hormona tiroidea, por esta razón, va a depender de la que le llegue a través del cordón umbilical, procedente de la madre.
Lo ideal es planificar el embarazo y esperar a que se logre un óptimo control terapéutico.
Con un tratamiento apropiado, la mayoría de las mujeres con enfermedades tiroideas pueden tener bebés sanos.
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