GUÍA SOBRE PORNOGRAFÍA PARA PROFESIONALES Y MEDIADORES JUVENILES
Guía editada por la Asociación APLEC Igualdad Más Inclusión y la colaboración de la Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 y el Consejo de la Juventud de España.
Dirigida a madres, padres y educadores, pretende ser una herramienta para trabajar con jóvenes y adolescente, proporcionar información y ofrecer orientación sobre los efectos del consumo de pornografía.

Actualmente, la pornografía ocupa un lugar central en la vida cotidiana de la juventud, que accede a su consumo de manera ilimitada, anónima y de manera interactiva. Para la mayoría, los contenidos pornográficos son su primer contacto con el sexo, por la ausencia de educación sexual en la familia y en el entorno educativo.
La facilidad con la que pueden acceder a contenidos pornográficos ha llevado a que se comience antes a visualizarlos. El promedio de edad se sitúa en los 12, siendo menor en los chicos y algo mayor en las chicas.
Los motivos del consumo van desde la curiosidad hasta la búsqueda de sensaciones, la necesidad de aprender o porque lo hacen sus amistades.
Los objetivos de esta guía son:
- Concienciar sobre los efectos de la pornografía
- Desarrollar un pensamiento crítico
- Fomentar una sexualidad responsable
- Prevenir conductas nocivas y violentas
- Apoyar y proporcionar herramientas para el cambio
Las relaciones sexuales, además de ser placenteras, deben llevarse a cabo en un entorno seguro y estar libres de cualquier forma de coacción, discriminación o violencia (OMS, 2006a). Y, es fundamental comprender que, la actividad sexual sin consentimiento constituye un delito contra la libertad sexual, como la violación o la agresión sexual.
Por tanto, las relaciones sexuales, deben contar con unas características fundamentales:
- Comportamientos responsables: no causar daño, explotar, acosar, manipular o discriminar.
- Sin riesgos: reducir al mínimo las posibilidades de contraer o transmitir infecciones de transmisión sexual.
- Roles o estereotipos: evitar juzgar o tener expectativas sobre las personas en función de su género asignado como mujeres u hombres.
Las representaciones pornográficas constituyen una forma de violencia sexual que impregna todos los ámbitos de la sociedad; es lo que se conoce como la pornificación de la cultura.
La pornografía:
- Es violencia sexual, puesto que la imágenes representadas se centran en la violencia extrema a las mujeres. Humillan, degradan, dañan a las mujeres hasta deshumanizarlas. Se erotiza la violencia sexual.
- Se centra en prácticas sexuales basadas en la desigualdad de poder. El hombre tiene el rol de dominación sobre mujeres subordinadas a su deseo. Muestran golpes, ahogamientos, multipenetraciones...
- Se convierte en la teoría de la violencia sexual contra las mujeres y las niñas. Los hombre presionan a las mujeres para que se comporten igual que las mujeres que aparecen en los contenidos pornográficos.
¿Qué enseña la pornografía?
- Mujeres como objetos hipersexualizados. Se idealiza la apariencia femenina de acuerdo a los estándares de belleza masculinos.
- Pone el deseo y la voluntad del hombre en el centro. Es androcéntrica.
- No se valora el deseo de la mujer. Promueve un comportamiento y actitud sumisa, siempre dispuestas a satisfacer el deseo sexual masculino.
Como se ha dicho anteriormente, en ocasiones es la única fuente de información de la juventud y su consumo puede llegar a convertirse en problemático. Puede tener repercusiones significativas en las personas que lo consumen, afectando a su cuerpo, a la percepción de la realidad y a su comportamiento en las relaciones interpersonales.
Así, algunas posibles consecuencias de su consumo son:
- Cosificación sexual de las mujeres. Se centra en la satisfacción del hombre y en mostrar pechos y genitales de las mujeres.
- Entender la pornografía como la forma verdadera de relacionarse y de mantener relaciones sexuales. Si no tienen otra orientación, acaban entendiendo que esta es la manera de mantener relaciones sexuales y socializan a través de estos contenidos.
- Adicción a la pornografía. Pueden llegar a tener problemas de desarrollo y funcionamiento sexual.
- No utilizar preservativos. Replican lo que ven en los vídeos y pueden verse aumentados los embarazos no deseados y las infecciones de transmisión sexual.
- Enfoque impersonal de las relaciones sexuales. El compromiso, la intimidad y la exclusividad pueden no estar presentes o no ser valorados.
- Asumir los roles que aparecen en la pornografía. Hombre dominante y mujer sumisa. Hombre que siente placer y mujer que le tiene que dar placer.
- Imitación de un estilo sexual agresivo. Los hombres quieren reproducir lo que visualizan, incluyendo las agresiones a la mujer.
- Disfunción sexual. A mayor consumo problemático mayor probabilidad de disfunción eréctil.
- Inseguridad sobre la apariencia física. Las mujeres que visualizan pornografía suelen tener mayores índices de inseguridad sobre su aspecto y disfrutan menos en las relaciones sexuales.
- Edad de inicio más temprana en las relaciones sexuales. Se relaciona el consumo de pornografía a edades más temprana con el inicio de relaciones sexuales también a edades más tempranas.
- Pedir a la pareja hacer cosas que ha visto en la pornografía. Quieren reproducir lo que ven y lo integran en su vida sexual, llegando a pedírselo a las parejas sexuales.
- Realizar prácticas que no se quieren hacer. La mujer puede llegar a acceder a las peticiones de la pareja con tal de complacerla.
- Pornografía de venganza. Subir contenido visual a redes sociales sin consentimiento, principalmente tras la ruptura y por parte de los hombres, con las graves consecuencias que pueden causar a la pareja, mayormente, mujer.
- Consumo de prostitución. Existe relación, desde el momento que el consumo de contenido pornográfico se entiende como la teoría y el consumo de prostitución como la práctica.
Por tanto, una sexualidad sana, libre y consensuada debe sostenerse en pilares tan fundamentales como:
- El vínculo seguro y el respeto.
- El consenso de prácticas, el consentimiento sexual no viciado por situaciones de poder y dominio.
- El placer compartido, es decir, que el placer de la mujer, en orientaciones sexuales diversas, también se exprese, sin que haya una jerarquía dominante claramente masculinizada.
Para finalizar, diremos que la presión social puede ejercer una gran influencia en nuestras decisiones, incluso en el consumo de pornografía, por lo que a la juventud deberíamos preguntarle: ¿tu consumo de pornografía es algo que realmente te interesa?, ¿es una forma de "encajar" y sentirse parte de un grupo?, ¿lo haces porque es lo "normal"?.
Debemos animarles a que les cuestionen a sus amistades lo que ven en la pornografía, sobre todo, las representaciones de violencia o agresión y cosificación de las mujeres. Deben discutir la importancia del consentimiento, el deseo, el respeto y la responsabilidad afectiva en todas las relaciones sexuales.
Si ellos mismos se preguntan si ven demasiado porno y manifiestan su inquietud, es signo de que están empezando a detectar un problema, y hay que abordarlo. También deben ser atendidos/as cuando creen haber sido víctimas de cualquier tipo de acoso, propuesta sexuales inadecuadas o explotación y violencia sexual.
A continuación os dejamos esta interesante guía para su consulta, descarga, e incluso, difusión. A cuantas más personas llegue, mejor. Ayudará a frenar las consecuencias que la pornografía puede tener en la salud sexual de las personas, sobre todo, en la adolescencia y juventud.
En la guía también se recogen recursos y fuentes de información que pueden ser de utilidad para educadores/as, madre, padre, familiar...que necesite ayuda, asesoramiento o que quiera denunciar algún problema en internet, ciberacoso, o difusión de imágenes sin consentimiento.