María Lorena Alvarenga (Argentina, 1975) se presenta en su curriculum como Médica, licenciada en la Universidad de Buenos Aires en 2001, y especializada en Medicina Interna y Cuidados Paliativos.
Tiene una amplia formación postgrado en Dolor y Cuidados Paliativos, y ejerce la profesión desde 2002 en distintos hospitales, clínicas y entidades sociales de su país. Actualmente dirige el Área de Cuidados Paliativos en el Hospital Universitario Fundación Favaloro, de Buenos Aires.
Llegó a Extremadura a mediados de marzo, y ha pasado aquí dos meses gracias a una beca que le concedió la Fundación Bunge y Born por el proyecto ”Gestión y Formación de un Equipo de Cuidados Paliativos Domiciliarios”, en el que pone “como referencia al Grupo de Cuidados Paliativos de Extremadura, quienes en poco tiempo han sabido instalar en la sociedad un sistema integral, compartido y continuado”, para crear un equipo especializado en su hospital bonaerense.
Entre los objetivos del proyecto plantea “aprovechar la experiencia y la historia de logros y superación de dificultades de un servicio de referencia”, y “diseñar un programa de atención domiciliaria en Cuidados Paliativos, con búsqueda del padrinazgo, la supervisión y el control de calidad del Grupo de Extremadura”.
La especialidad en Cuidados Paliativos es probablemente una de las pueden resultar menos fáciles de ejercer, más duras para la experiencia vital del médico ¿En su caso, por qué eligió dedicarse a Paliativos?
El momento más doloroso en la vida de pacientes y familiares, con necesidades tanto físicas como emocionales, hoy en día puede ser aliviado, si es abordado desde un punto de vista multidisciplinario por un Equipo de Cuidados Paliativos.
Poder participar en esa tarea, lograr que un paciente que indefectiblemente morirá lo haga con la mejor calidad de vida posible, y se sienta acompañado, respetado y escuchado, junto con sus familiares, es una tarea sumamente gratificante.
Podría haber elegido entre otros muchos destinos para su beca de estudios ¿Por qué eligió Extremadura?
Tuve la oportunidad de conocer el Programa de Cuidados Paliativos de Extremadura en 2006, cuando sus responsables lo presentaron en mi país. Se trata de un programa con una historia nueva de desarrollo, que en nueve años ha logrado acercarse mucho a la equidad para los enfermos en la etapa final.
Han instalado un sistema que lleva los Cuidados Paliativos a una gran parte de la población de la región, teniendo como base una muy buena organización y gestión, y superando numerosas dificultades.
Es un modelo para aprender y seguir, dentro de las posibilidades de cada realidad sanitaria. En mi proyecto, lo que planteo es aprovechar esta experiencia para crear un equipo en nuestro hospital que se dedique no sólo a la atención hospitalaria, sino también a facilitar la atención domiciliaria a las entidades sociales que no proporcionan hasta ahora esta prestación.
También queremos formar una red de atención telefónica de apoyo en Paliativos a los profesionales de la medicina que nos lo soliciten.
¿Cuáles son las principales diferencias que encuentra entre la asistencia sanitaria y el ejercicio de la profesión de médico en España y en su país?
La realidad sanitaria en Argentina, como en el resto de Latinoamérica, no está tan bien como quisiéramos. La gran fragmentación en coberturas en salud dificulta la posibilidad de que todos los pacientes reciban una buena atención en la etapa final de la vida.
Pero rescato el gran interés de muchos profesionales jóvenes, que estamos empezando a pensar cómo cambiar las cosas. En cuanto al ejercicio de la profesión, creo que hablamos el mismo idioma, somos culturalmente y asistencialmente similares.
Dígame lo que más y lo que menos le ha gustado de su experiencia aquí.
No sabría decir qué es lo que menos me ha gustado, porque realmente me voy de aquí encantada con todo.
Sin duda lo que más me ha gustado de Extremadura es su gente. Nunca imaginé encontrarme con tanto apoyo, generosidad y hospitalidad. Fui una más en cada equipo en el que roté, y supieron enseñarme mucho, tanto desde el punto de vista profesional como humano. Me llevo un recuerdo hermoso, y creo que también varios amigos.